Isabel Ortega

“Orgullosa de su identidad, nos recuerda siempre que no somos campesinos, ni somos indígenas, somos originarios”
Por Myrna Cunningham
Le decimos Mamá Isabel. No hay mejor forma para identificarla: irradia humildad, transparencia, amor, cuidado, sabiduría. Isabel Ortega Ventura, mujer indígena aymara-quechua boliviana, orgullosa de su identidad nos recuerda siempre que “no somos campesinos, ni somos indígenas, somos originarios”. Nació en 1954 en Ventilla Pongo, Provincia Cercado, departamento de Oruro. Su padre y madre, agricultores, tuvieron ocho hijos e hijas. Isabel creció complementando sus estudios con el trabajo, ayudando a su mamá y pastando el ganado. En su hogar hablaban aymara y quechua, mientras practicaban valores comunitarios como el Ayni, el ama sua, ama llulla, ama qella.
Yo la conocí en los pasillos de Naciones Unidas. Ella llegaba como Viceministra de Justicia Indígena Originario Campesina del Estado Plurinacional de Bolivia. Su presencia era motivo de orgullo para todas las mujeres indígenas. Y, es que Mamá Isabel llegó a ocupar ese cargo, después de una larga carrera de compromiso con sus comunidades, después de una vida de sacrificios “para que nuestra gente sepa, para que se desarrolle nuestra comunidad, nuestro país, para que no estén sufriendo como yo, para el cambio de nuestro país” nos recordaba siempre.
Mamá Isabel inició su trayectoria a los 17 años de edad, animada por su padre. A sus 18 años ya era vicepresidenta del Centro de Madres de su comunidad. Ella recuerda que las mujeres se organizaron y hacían trabajos por alimentos mientras aprendían a tejer, bordar, hacer sombreros, bayetas, mantillas y se alfabetizaban. Ella siempre recuerda que surgió desde su comunidad hasta llegar al nivel nacional. “De la comunidad he pasado a la subcentral; después a la regional, a la provincial y a la departamental. Fui presidenta de la Asociación Departamental de Mujeres Campesinas en el departamento Oruro. Posteriormente ejercí como Secretaria Ejecutiva en lo que ahora se denomina la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas de Bolivia “Bartolina Sisa”. Luego me eligieron como Secretaria de Conflictos de la Central Obrera Boliviana (COB).
Desde ese rol de liderazgo, Mama Isabel compartió muchas luchas con Evo Morales y las Bartolinas, entre las que se puede mencionar más de una huelga de hambre en contra de las medidas neoliberales adoptadas en la década de los 90 por el MNR y sus aliados.
Como mujer indígena compartió el deseo de “llegar nosotros mismos a gobernarnos” y, para ello valora que ha sido importante organizarse, luchar unidos, mujeres y hombres para rechazar toda forma de discriminación, cambiar la situación y asegurar el ejercicio de sus derechos como ciudadanos iguales. Fue por ello protagonista, junto a otros dirigentes, en la creación del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos, que les permitió llegar al poder, desde el cual los Pueblos Indígenas, originarios, campesinos han tenido una participación más activa, a pesar del contexto de discriminación y desigualdad.
Ella misma relata como siendo diputada nacional, por ser indígena, no la dejaban entrar al Palacio de Gobierno. Cuenta como el día de toma de posesión del cargo, a las mujeres campesinas originarias no las dejaban entrar. “Me agarraban de mi manta y me decían ¿dónde está entrando señora?”
Mamá Isabel venía de una cultura originaria marcada por las luchas y presencia de las mujeres por conquistar sus derechos y constituirse en sujetas de ciudadanía y liberarse de la opresión colonial. Sólo basta recordar las luchas anticoloniales de Gregoria Apaza y Bartolina Sisa en 1781 y luego en la guerra social por la independencia con Juana Azurduy. Las mujeres fueron importantes protagonistas en las rebeliones indígenas contra la condición de servidumbre impuesta por la dominación colonial española.
La paridad entre mujeres y hombres en el ejercicio del liderazgo comunitario ha prevalecido. Las comunidades eligen a sus autoridades en una reunión, tantachawi. La autoridad comunitaria es femenina y masculina, “uno de poncho y la mujer de aguayo”, el chacha warmi, “padre de la comunidad, madre de la comunidad”. El recorrido que ha hecho Mamá Isabel, es similar a la práctica comunitaria, en donde para llegar a ser autoridad máxima, secretario general, comienzan en la junta escolar, después tasador, y así va subiendo con el respaldo comunitario, Mamá Isabel, llegó a ser diputada uninominal por el Movimiento al Socialismo (MAS), senadora suplente, presidenta del Parlamento Indígena de América (PIA) y viceministra de Justicia Indígena Originario Campesina del Estado Plurinacional de Bolivia. Desde ese cargo, promovió el pluralismo jurídico impulsando la Ley de deslinde Jurisdiccional, con un posicionamiento de cooperación y coordinación entre el sistema de justicia indígena y el sistema ordinario, defendiendo el hecho de que los Pueblos Indígenas se caracterizan por administrar la justicia de manera humanitaria, gratuita, conciliadora, reparadora y, sobre todo, buscando un equilibrio con la naturaleza o Madre Tierra. Impulsó, además, la Ley N°450 de “Protección a Naciones y Pueblos Indígena Originarios en Situación de Alta Vulnerabilidad”.
Sin duda alguna, ella representa algunos cambios vinculadas a género en Bolivia. La Ley 348; Ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, que en uno de los incisos del artículo 4 (PRINCIPIOS Y VALORES) estipula que: “Las mujeres, independientemente de sus circunstancias personales, sociales o económicas, de su edad, estado civil, pertenencia a un pueblo indígena originario campesino, orientación sexual, procedencia rural o urbana, creencia o religión, opinión política o cualquier otra; tendrán acceso a la protección y acciones que esta Ley establece, en todo el territorio nacional”. (Ley 348, 2013:2).
Las mujeres también promovieron la Ley 243, Ley contra el acoso y violencia política hacia las mujeres, que en su artículo 8. inciso ‘h’, manifiesta que son actos de acoso y/o violencia política hacia las mujeres aquellos que “Restrinjan o impidan el cumplimiento de los derechos políticos de las mujeres que ejercen función político – pública o que provengan de una elección con procedimientos propios de las Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos y Afrobolivianos.” (Ley 243, 2012:6).
En 2008, Mamá Isabel concluyó el Diplomado en Gobernabilidad, Ciudadanía y Derechos Indígenas, curso impartido por la Universidad Indígena Intercultural (UII) del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC) en coordinación con la Universidad Andina Simón Bolívar, en el que pudo, entre otros aspectos, profundizar sus conocimientos sobre la legislación que protege los derechos de los Pueblos Indígenas y así complementar, con conocimientos académicos, su experiencia práctica de liderazgo.
Hoy las mujeres en Bolivia han alcanzado las cuotas de participación en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones, siendo uno de los tres países con la representación más elevada de mujeres en el parlamento, puesto que “la Ley de Agrupaciones Ciudadanas y Pueblos Indígenas prevé una cuota mínima de 50% para las mujeres en todas las candidaturas de cargos de representación popular, con la debida alternancia…” La capacitación continua de las mujeres desde sus “vivencias y realidad” es fundamental nos indica Mamá Isabel para que todo mejore.
La vida de Mamá Isabel es una escuela de lo que predica, cuando señala que ahora el “dirigente tiene que ser bien honesto, no tiene que ser autoritario, tiene que ser amable también con la comunidad”. En la XV Asamblea, el FILAC reconoció el liderazgo regional de Mamá Isabel entregándole la Orden del Quinto Sol. Ella nos recordó que su posición y compromiso están basados en el ejemplo de “Bartolina Sisa” y la misión encomendada por las abuelas de luchar por una vida digna, por un horizonte de armonía indígena, paz y respeto de los valores comunitarios para avanzar en el camino trazado con los cambios en Bolivia.
Publicado originalmente en la revista digital IN TEMPO el 04 de febrero de 2022