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Porcela, la médica tradicional.

Porcela, la médica tradicional


Por dra. Myrna Cunningham



Porcela era una mujer Miskitu muy poderosa. Era médica tradicional, grande-partera, curandera, sabía leer las manos y, cuando una persona se le acercaba, ella sabía “si era buena o, mala persona”. Nació en la comunidad de Sisin, fue madre de 7 hijos e hijas y, como ella misma decía, “a mí no me enseñó ninguna persona…aprendí a curar a los enfermos, a leer las manos por medio de los sueños… en los sueños me traen las plantas medicinales que uso para curar.”


Sin embargo, el poder de Porcela, estaba en su capacidad para enfrentar a los malos espíritus y curar enfermedades que ellos provocan. Una de estas enfermedades el Paukan o Grisi Siknis. Es una enfermedad en donde convergen espíritus malignos y personas dispuestas a causar daño a otras que contactan y manipulan a los espíritus, para que tomen posesión de las personas.


Cuando esto ocurre, las personas comienzan a sentir ansiedad, malestar, miedo, dolores de cabeza, luego pierden la conciencia y de manera inesperada se levantan y comienzan a correr. Pueden experimentar esta crisis varias veces durante el día, por varias semanas y meses. No comen, y entre las crisis, están totalmente agotados. La primera vez que yo presencié un caso de Grisi Siknis fue en los años 60, en una comunidad de Kipla Sait, en un viaje a las comunidades del Wangki con sacerdotes y monjas enfermeras de la Clínica Santa Inés de Waspam.


Estábamos en la iglesia, donde el sacerdote celebraba la misa, cuando repentinamente una niña de unos 10 años, se puso de pie, salió corriendo de la Iglesia y luego la vimos corriendo por los alrededores, mientras gritaba y agitaba un palo, hasta caer rendida unos minutos después, mientras la sostenían un grupo de hombres. Esta era una comunidad de 350 familias, que estaba experimentando una epidemia de Grisi Siknis que ya duraba más de tres meses; 300 personas ya estaban afectadas. Imaginen a 300 personas corriendo, agitando palos, ¡¡¡mientras el resto de la comunidad los persigue para sujetarlos y evitar se hagan daño!!!


Nadie sembraba, nadie hacía nada más que perseguir a las jóvenes afectadas y vigilarlas para que no se hicieran daño. Porque sucede que, en medio del estado de inconciencia, las personas afectadas no sienten dolor y se lastiman a sí mismas, algunas veces con machetes o con cualquier artículo que encuentran para defenderse de la visión amenazante. La niña nos explicó que “se enfermaba”, cuando llegaba donde ella un hombre “lleno de sangre”, y la subía sobre un caballo blanco y se la llevaba para matarla. Esa misma visión era compartida por las otras 300 personas afectadas en la comunidad. Prácticamente cada familia tenía al menos una persona enferma en la comunidad.


La conclusión después de las entrevistas realizadas por el sacerdote y el equipo de salud, fue que una persona en la comunidad estaba contactando y manipulando a un espíritu malo. La posesión por el espíritu malo de todas las personas “contagiadas” desequilibró a toda la comunidad. La solución era llevar a un curandero especialista en “limpiar y sanar” a las personas enfermas, sus familias y la comunidad, “sacando a los malos espíritus”. Además, las autoridades comunitarias, debían expulsar de la comunidad a la persona que estaba causando el mal. Con esas medidas se resolvió la crisis en esa comunidad.


Pero, el Grisi Siknis, ya es una enfermedad endémica en las comunidades Miskitu y Mayangnas, periódicamente aparecen nuevas crisis. Es una enfermedad sumamente contagiosa, y se transmite rápidamente dentro de una comunidad después del primer caso y luego, cuando viaja alguien contagiado, aparecen rápidamente nuevos casos en otras comunidades. La mayoría de los casos de Grisi Siknis se dan en mujeres Miskitu y Mayangnas que tienen entre 15 a 19 años de edad, aunque ya se han dado casos en hombres. Aunque la mayoría de las crisis se han dado en comunidades indígenas Miskitu y Mayangnas en Nicaragua, después de la guerra de los 80, cuando comunitarios Miskitu y Mayangnas estuvieron refugiados en Honduras, se han comenzado a presentar brotes de Grisi Siknis en comunidades en la Moskitia hondureña.


Las primeras referencias documentadas sobre el Grisi Siknis son desde inicios del siglo pasado y, después de muchos estudios, se ha comprobado que la medicina occidental o bio- medicina no ha podido prevenirla, ni curarla. Solo los sukias y curanderos especializando han podido sanar a las personas afectadas, utilizando medicina tradicional. Porcela era una de las pocas especialistas en sanar a personas y comunidades afectadas por Grisi Siknis.


Ella nos contó que desde la edad de siete años ya podía soñar. Aprendió a curar enfermos por medio de los sueños, cuando y decía que cuando “no podía curar oraba y esa misma noche me traían dentro de una canastita las plantas para curar a mis pacientes y me explicaban como hacerlo”. De esa manera aprendió de las plantas medicinales. Ella decía que en su cuerpo había un “espíritu bueno” que le guiaba en su trabajo.


Su relación con el Grisi Siknis era muy personal, pues contaba que comenzó a aprender de la enfermedad, cuando su “hermanita murió de eso” que, en el sueño de su hermana “llegaba un león, con la boca llena de sangre y se la comía…así murió mi hermanita”, por eso aprendió, para “que nadie de mi familia se vuelva a morir de esa enfermedad”. Entre los tratamientos que utilizaba incluía plantas medicinales, humo (puknika daukaia) o vapor (Kiasmika).


Porcela aprendió a través de los sueños. En algunos de sus sueños, llegaban dos niñas y le indicaban las plantas medicinales que debía utilizar para las diferentes enfermedades, en otros casos, sólo le enseñaban las plantas, o las dejaban “en el corredor de mi casa” y, ella tenía que interpretar el sueño e inventar como usar las plantas. De la misma manera, aprendió a leer las manos, “en el sueño, se me apareció una araña que escribía con un lápiz de grafito y me explicaba cómo hacer mi trabajo”.


Ella explicaba que antes de hacer cualquier “trabajo de curación” era importante prepararse bien y para ello, utilizaba velas y oraciones, “enciendo mi candela y me preparo fuertemente, para que no me pase nada, si no me preparo, a mí me puede matar el mal espíritu” y agradecía por haber adquirido en Don de la curación, “cuando a mí me llegó esta bendición, yo me cuidé mucho para llegar a saber sobre muchas plantas, hoy doy gracias a Dios por darme ese Don.” Al respecto, contaba sobre un caso de Grisi Siknis, en donde la energía mala era tan fuerte que cuando entró a la comunidad para curar, la golpeó tan fuerte que perdió el conocimiento, para recuperarlo hasta tres días después.


Recordaba siempre que las personas que hacen ese tipo de “trabajo de curación”, es importante mantener un estilo de vida cuidadoso y sano desde el punto de vista integral: no puede ser una persona viciosa, no debe ser ostentosa, debe vestirse con sencillez, estar en paz con uno mismo y con los miembros de su familia. En su caso, nos contaba que ella no llevaba prendas de oro, “porque brillan y generan calor”.


Comenzó a cobrar por sus servicios, hasta que cumplió 27 años, y no podía cobrar en todos los casos. El monto y la forma de cobro dependía de las orientaciones recibidas en los sueños, el tipo de enfermedad y la forma como se relacionaba con la persona enferma, y que el dinero que recibía servía principalmente para comprar los materiales que utilizaba para curar, aunque también hay que “tener mucho cuidado de donde se compran”.


Para los Pueblos Miskitu y Sumu-Mayangna que vivimos en la Región Autónoma Caribe Norte de Nicaragua, la convivencia entre todas las personas, con la naturaleza y los espíritus forman parte de nuestra sobrevivencia, y para ello, nuestros propios sistemas de medicina tradicional ayudan a mantener el equilibrio y la armonía. Es por eso que hemos establecido el modelo de salud autonómico e intercultural, en respuesta al Artículo 11, de la Ley de Autonomía, que reconoce nuestro derecho a “rescatar en forma científica y en coordinación con el sistema nacional de salud, los conocimientos de medicina natural acumulados a lo largo de su historia”.


El Grisi Siknis ha sido reconocido como enfermedad de información obligatoria por el Ministerio de Salud y el sistema estadístico de salud lleva registro de los casos que se presentan. El Ministerio de Salud también destina presupuesto para que, en los casos de crisis epidémica, las y los médicos tradicionales puedan trasladarse y “sanar” a las personas, familias y comunidades afectadas. El Ministerio de Salud, el Instituto de Medicina Tradicional de la Universidad URACCAN y las y los médicos tradicionales han formulado un protocolo para el manejo de los casos de Grisi Siknis. Las curanderas especializadas como Porcela, dispuestas a ayudar a enfrentar este tipo de enfermedades, han contribuido mucho para que contemos ahora con un sistema de salud intercultural.


Con Porcela aprendimos que la salud es el resultado de vivir con respeto a las leyes de la naturaleza y de la sociedad, que, para mantener la armonía, debemos mantener relaciones respetuosas entre todos los seres que convivimos en este mundo. Nos enseñaron que todas nuestras acciones tienen repercusiones en la salud y pueden desatar enfermedades. Todos los días debemos procurar mantener la armonía dentro de nuestros hogares y en nuestras comunidades, pues de ello depende nuestras vidas.



Tomado de la revista IN TEMPO, publicado originalmente el 30 de junio del 2021.


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